La pausa del ayuno permite una depuración intensa del organismo

Cuando hay fiebre, todos los procesos metabóli-cos se producen con mayor rapidez y se mejora el rendimiento del sistema inmunitario. Estos efectos de la fiebre se aprovechan específicamente en la profilaxis y la terapia de aquellos estados de enfermedad en que el cuerpo por sí solo no reacciona con fiebre. El ca lentamiento artificial remeda la fiebre natural. Con el ayuno sucede algo similar: no se espera a que el orga nismo prescinda de la ingestión de alimento mediante la eliminación de toxinas o la enfermedad aguda: los efectos del ayuno se aprovechan profilácticamente, de forma consciente y dirigida. El aporte continuado de alimento y la necesidad de metabolizarlo hace que la eliminación sea casi siempre insuficiente. La frecuente sobrecarga de toxinas medioambientales, contaminan tes, sustancias activas estimulantes y medicamentos aumenta las tareas que deben realizar nuestros órga­nos de desintoxicación. Todo aquello que no se pue de eliminar de forma normal se acumula en el tejido conjuntivo, en los espacios intercelulares e interorgá­nicos y en la sangre. Sólo el ayuno purifica y desinto­xica profundamente el tejido conjuntivo intermedio.

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