El ayuno con zumos favorece la salud

A diferencia de otras curas que suelen recomen­darse, el ayuno con zumos es, con toda certeza, más sano que cualquier «alimentación de engorde», por sobreabundante y deliciosa al paladar que sea. ¡Más del 50 por 100 de las enfermedades que producen la muerte pueden achacarse al factor alimentación! La sobrealimentación es uno de los mayores factores de riesgo que amenazan nuestra vida. Comer demasiado y comer lo inadecuado es a largo plazo más peligroso que practicar las especialidades deportivas más arries gadas o que conducir un automóvil.

¿Quién puede ayunar?

El proceso de cambio al ayuno nocturno se realiza inconscientemente, de manera cuasiautomática, razón por la cual cualquier persona puede ayunar durante un periodo de tiempo más o menos prolongado. Lo úni co que exige esta situación, a la que en principio no estamos habituados, es una decisión inicial consciente. Y esta decisión es más fácil de adoptar cuando el bene ficio que se espera obtener proporciona una motiva ción evidente. Naturalmente, una premisa básica es que existan reservas energéticas suficientes, ya sea en forma de energía almacenada por los alimentos o en forma de energía espiritual. En otras palabras: quien quiera ayunar estando enfermo, debe hacerlo exclusi­vamente bajo control médico. Las enfermedades meta-bólicas, como la diabetes, las disfunciones de los órga nos excretores (hígado y ríñones) o las enfermedades cardiovasculares, pueden ser incompatibles con el ayu no, dependiendo de su gravedad, tanto como las en fermedades nerviosas o las perturbaciones psíquicas. En caso de padecer enfermedades agudas, únicamente debería ayunarse después de consultar al médico.

El ayuno libera energía

En muchas enfermedades, en particular las crónicas, el ayuno favorece el proceso de curación: se renuncia a la ingestión de alimentos para que toda la energía esté disponible para el proceso curativo. Esta afirmación puede parecer paradójica, puesto que la ingestión de alimeiitos es la que proporciona la energía necesaria pa ra el mantenimiento de todos los procesos vitales. Pero, previamente, nuestro organismo tiene que realizar una contraprestación: el trabajo desarrollado en la digestión, que es, efectivamente, un trabajo que implica mucha energía. Los alimentos deben triturarse mecánicamente, y aquellos que tengan una temperatura inferior a 37° C, primero hay que calentarlos. El alimento ingerido sólo se absorbe gastando energía. El transporte y la transfor mación de los nutrientes (de la que se encargan la san gre, la linfa y el hígado) también consumen energía. Por esta razón, después de comer nos sentimos amodo rrados.
Por lo tanto, renunciar al alimento significa que se ahorra trabajo digestivo, quedando libres energías pa­ra otras funciones. Pensemos en los deportistas, que no son capaces de alcanzar rendimientos máximos después de una comida opípara. Son las reservas ener géticas, no el alimento ingerido, las que garantizan el mantenimiento de los procesos vitales. Algo similar ocurre con el ayuno. Las reservas energéticas de rápi da disponibilidad se encuentran en la sangre y el híga do en cantidades relativamente pequeñas. Cuando es tas reservas se consumen (en un lapso que puede variar desde unas pocas horas hasta un máximo de dos días), se echa mano a las reservas energéticas, mayo res, de los depósitos de grasa. La grasa es la que más energía contiene por unidad de peso, por lo que re sulta el depósito ideal para almacenar energía.

El ayuno se alimenta de las reservas de energía

Tan pronto como se dispone de más energía de la que necesita el organismo, dicha energía se transforma en grasa, acumulándose en células especiales. A medida que aumentan estos depósitos grasos van haciéndose pa tentes exteriormente a simple vista, en los «michelines», en la barriga o en las caderas. El sobrepeso es el resulta do de un aporte energético superior al consumo realiza do. La única forma de eliminarlo es aportando menos energía de la que se consume. El máximo déficit de ener gía, y consiguientemente la reducción de peso más rápi da, debe esperarse cuando el aporte energético es insig­nificante. Muchas personas ayunan por la motivación que hemos expuesto. Cuanto más acusado sea el sobre peso, mayor es el efecto de adelgazamiento. A pesar de todo, hay tres puntos que deben tenerse claros:
1. La reducción de peso durante el ayuno no se debe sólo a la pérdida de grasas, sino también a la pérdida de agua. Dado que los depósitos grasos no comienzan a eliminarse aproximadamente hasta el se gundo día, el peso perdido durante el periodo inicial se debe predominantemente al agua eliminada. Por ello, las dietas de corta duración suponen una relaja ción del acumulo de depósitos grasos, pero apenas una reducción de peso considerable y duradera. Des pués de una dieta de breve duración, los kilos preten didamente perdidos se recuperan con rapidez.
2. Sea escéptico con las dietas milagrosas. Quien haya probado algunas de las curas de adelgazamiento tan extendidas por doquier, sabe que las promesas hechas a bombo y platillo apenas sirven para nada. En promedio, un adulto tiene suficiente con 2.000 ó 2.500 kilocalorías diarias: es la cantidad máxima de energía que se puede quemar al día. Con tal canti dad, los cálculos indican que es prácticamente impo sible reducir el tejido graso más de 500 gramos al día. Sólo aumentando el consumo de calorías me diante la actividad física (deporte) puede mejorarse algo el resultado.
3. El ayuno no es una dieta más de los cientos y miles de variantes que existen. El ayuno tiene diferen­cias esenciales con las múltiples dietas de adelgaza­miento que recomiendan cualquier combinación de alimento sólido o una reducción de calorías y de can­tidades ingeridas. En el ayuno se renuncia totalmente al alimento sólida para aprovechar la energía que se li bera. Es cierto que también se pueden realizar ayunos breves de uno o pocos días (por ejemplo, para conte ner un aumento de peso inminente), pero el deseado efecto más amplio de estimulación integral no se con sigue hasta un mínimo de siete días de ayuno.

Límite de peso

Una premisa indispensable para lograr los efectos cu rativos del ayuno es realizarlo correctamente, excluyendo todo posible riesgo. Un posible riesgo estriba en la reduc ción de peso condicionada al ayuno. Cuando, después de eliminarse los depósitos grasos, comienzan a quemarse también las proteínas, pueden producirse daños agudos o a más largo plazo. Según la opinión predominante en tre los científicos, no existe ningún depósito de reserva para las proteínas que tenga la capacidad suficiente. Po dría prescindirse de cierta cantidad de masa muscular, pe­ro las proteínas funcionales, como las enzimas, son im prescindibles para el mantenimiento de los procesos vitales. Por esta razón, el peso corporal no debería ser in ferior al umbral del peso normal (= estatura corporal en centímetros, menos 100) en más del 20 por 100.

Límite de tiempo

En personas con sobrepeso, el límite de tiempo del ayuno podría alcanzarse más rápidamente. Los constantes procesos metabóíicos gastan proteínas. Si la alimentación no aporta proteínas o no las aporta en cantidad suficiente, al cabo de cierto tiempo algunas funciones importantes del metabolismo y del sistema inmunitario pueden realizarse de forma defectuosa. Para los no expertos no resulta fácil establecer este lí­mite de tiempo. En el ayuno con zumos no hay que temer ninguna carencia proteínica si la duración no supera las dos semanas. En este periodo tampoco se observa ningún déficit de minerales ni fenómenos asociados a carencias vitamínicas. En cualquier caso, los periodos de ayuno más prolongados deberían rea­lizarse siempre bajo control médico, sobre todo por­que en casos aislados puede producirse la denominada euforia del ayuno, un estado del que el ayunante no puede salir sin ayuda para recuperar la ingestión nor mal de alimentos. Si después de un ayuno de catorce días no se ha alcanzado aún el peso deseado, hay que interpolar un periodo de una semana de duración mí nima con alimentación rica en sustancias vitales para cubrir las necesidades de proteínas y vitaminas. A con tinuación puede realizarse otro periodo de ayuno.

Peligros de una hiperacidez

En el ayuno integral (dieta de cero calorías) apare­ce un riesgo para el metabolismo que se evita con el ayuno con zumos. En el proceso de obtención de energía a partir de las reservas corporales, la grasa se descompone hasta formar cetonas. Las cetonas sólo pueden seguir descomponiéndose si se añaden hidra­tos de carbono; sólo así se quemarán completamente las grasas. Como las reservas de hidratos de carbono se han consumido a los dos días de ayuno, los días subsi guientes aumenta constantemente la producción de cetonas. Las cetonas que se encuentran en el flujo sanguineo sólo pueden eliminarse a través de los ríñones en una proporción baja. Se produce, por tanto, un au­mento de las cetonas en la sangre que bloquea la capa cidad excretora de los ríñones, por lo que tampoco pueden eliminarse suficientemente otros productos fi nales del metabolismo como, por ejemplo, el ácido úrico. Consecuentemente, la sangre se acidula, y el elevado nivel de ácido Éneo puede provocar ataques agudos de gota, favoreciendo secuelas posteriores co mo reúma o artritis.

Los hidratos de carbono de los zumos evitan la cetonemia

La única forma de evitar estos «ataques metabóli-cos» del ayuno es ingiriendo pequeñas cantidades de hidratos de carbono durante el periodo de ayuno. El vehículo ideal de hidratos de carbono son los zumos vegetales, que apenas contienen grasa y proteínas. Los hidratos de carbono que contienen se encuentran en formas que son fácilmente reabsorbibles, por lo que pasan rápidamente a la sangre sin sobrecargar el apa rato digestivo.

Los zumos son bebidas ideales para el ayuno

Una ventaja esencial de los zumos es que, además de tener hidratos de carbono, proporcionan toda una serie de sustancias necesarias para la vida: no son otras que las vitaminas, los minerales y los oligoelementos, que se encuentran abundantemente en la fruta y las verduras y que se necesitan cuando se prescinde de una alimentación sólida.
Una pequeña cantidad de fruta o verdura propor­ciona relativamente muchas sustancias nutritivas esenciales, con un contenido bajo de energía. Es decir, tie­nen una concentración de sustancias vitales que resul ta ideal para acompañar el ayuno. Como ejemplo de minerales y oligoelementos, los «cebadores» del meta bolismo, baste mencionar el elemento potasio, cuya presencia en la fruta y verdura es muy superior a la de su antagonista el sodio (sal de cocina), y que favorece la eliminación de agua y de toxinas. Mientras que la sal retiene el agua (16 gramos de sal retienen 1 litro de agua), el potasio la elimina. Por lo tanto, al aportar hidratos de carbono, los zumos no solamente evitan la sobreacidulación, sino que al ser portadores de sus­tancias vitales naturales con elevada concentración de nutrientes, y de sustancias activas con alto poder cura tivo, suponen un complemento ideal para el ayuno.

EFECTOS DEL AYUNO

Los grandes médicos de la Antigüedad y de la Edad Media conocían los poderes curativos del ayuno. Hipócrates ya describió el ayuno, y Paracelso consi deró el ayuno como un medio de curación interno. El profesor doctor Werner Zabel consideró el ayuno, junto con la fiebre y la alimentación óptima, el mejor y más antiguo método curativo de la humanidad.

La pausa del ayuno permite una depuración intensa del organismo

Cuando hay fiebre, todos los procesos metabóli-cos se producen con mayor rapidez y se mejora el rendimiento del sistema inmunitario. Estos efectos de la fiebre se aprovechan específicamente en la profilaxis y la terapia de aquellos estados de enfermedad en que el cuerpo por sí solo no reacciona con fiebre. El ca lentamiento artificial remeda la fiebre natural. Con el ayuno sucede algo similar: no se espera a que el orga nismo prescinda de la ingestión de alimento mediante la eliminación de toxinas o la enfermedad aguda: los efectos del ayuno se aprovechan profilácticamente, de forma consciente y dirigida. El aporte continuado de alimento y la necesidad de metabolizarlo hace que la eliminación sea casi siempre insuficiente. La frecuente sobrecarga de toxinas medioambientales, contaminan tes, sustancias activas estimulantes y medicamentos aumenta las tareas que deben realizar nuestros órga­nos de desintoxicación. Todo aquello que no se pue de eliminar de forma normal se acumula en el tejido conjuntivo, en los espacios intercelulares e interorgá­nicos y en la sangre. Sólo el ayuno purifica y desinto­xica profundamente el tejido conjuntivo intermedio.

Las sustancias perjudiciales pueden eliminarse

Al descargar al metabolismo de tener que procesar los alimentos ingeridos se libera energía para los pro cesos de eliminación. Las sustancias perjudiciales Iiposolubles que se liberan al destruirse los depósitos gra sos del organismo también pueden eliminarse. Los ór ganos excretores (hígado, ríñones, intestino, piel y mucosas) se encargan de realizar este trabajo de elimi nación de toxinas. Durante el ayuno se apoya la elimi nación potenciando sus funciones, por una parte me diante el aporte de suficiente líquido, y por otra por medio de las sustancias activas naturales.

El gran aporte de líquidos facilita la eliminación

Durante la fase de ayuno deben ingerirse un total de 2,5 a 3 litros de líquido al día. Los zumos de frutas y verduras incluidos en la cura de ayuno con zumos proporcionan de 0,75 a 1 litro. Adicionalmente debe beberse agua mineral con bajo contenido de sodio, o agua esterilizada o infusiones. Son apropiadas las infu siones de frutas sin azúcar (por ejemplo, de escaramu jo o manzana). Las infusiones de acerola sudamericana ayudan a cubrir las necesidades diarias de vitamina C durante el periodo de ayuno. Quien por las mañanas necesite un estimulante de la circulación sanguínea, debe tomar infusión de romero o de mate: ambas esti mulan la circulación. Además, el mate (puede ser fres co o fermentado) mitiga la sensación de hambre.

Las infusiones de hierbas también ayudan

Algunas infusiones de hierbas favorecen la elimina ción de toxinas y de agua: cabría mencionar las hierbas que contienen principios amargos, como la alcachofa, el diente de león, la milenrama, la centaura menor o el ajenjo, que estimulan el hígado y aceleran los procesos de desintoxicación. Otras hierbas terapéuticas se encargan de mejorar el drenaje renal, mejoran la eliminación de agua y de sustancias tóxicas. Especialmente reco mendables son la ortiga, el berro y el equiseto (cola de caballo). Las hojas de frambuesa y zarzamora, la menta piperita y la melisa mejoran el sabor de las infusiones para el ayuno.

¿Cuándo debe ayunarse?

Puede ayunarse durante las cuatro estaciones del año. Después del invierno, la eliminación de toxinas y la reducción de peso es para muchas personas una au téntica necesidad, después de que las comidas festivas y las opíparas comilonas del invierno han favorecido la acumulación de kilos superfluos. La cura de ayuno en primavera aleja el cansancio de esta estación, pone en forma y aumenta la capacidad física, permitiendo llegar esbelto y fresco a la estación cálida del año.
El adelgazamiento otoñal es la preparación ideal para el invierno. Liberado de las toxinas del metabo­lismo, el sistema inmunitario está preparado para ma yores esfuerzos. La persona que ayune en la estación fría debería preocuparse de abrigarse bien. Al no dis poner del calor generado por el trabajo de la diges tión, el cuerpo es más sensible al frío.

PEQUEÑOS CONSEJOS SOBRE EL AYUNO

Las instrucciones y consejos que se dan en nom­bre del ayuno son legión, y no siempre carecen de contradicciones. Abarcan desde recomendaciones de no comer nada y tomar únicamente agua, hasta la prescripción de guardar cama. Según mis experiencias, la renuncia al alimento sólido no produce debilidad o enfermedad, por lo que no sería indicado un reposo intenso. La falta de actividad hace que la persona se concentre más en los más mínimos síntomas de ham­bre, situación que se evita con el esfuerzo físico e in­telectual.

Caminar en ayunas

Esta experiencia puede aprovecharse para caminar en ayunas. Caminar es una actividad física que incluye múltiples sensaciones sensoriales que desvían la aten ción de la comida. Por las noches, el benefactor can sancio facilitará no ingerir alimentos sólidos. Además, el movimiento al aire libre y la estimulación de la circu lación sanguínea favorecen los procesos de limpieza y eliminación.

Ayunar no nos deja hechos polvo

Lo ideal es relacionar el ayuno con una fase cons­ciente de desconexión, reflexión y relajación. Las vaca ciones y los cambios de lugar favorecen los efectos del ayuno. El aire fresco, la paz y el esparcimiento convier ten al ayuno en una cura de vitalidad muy amplia para el cuerpo, el espíritu y el ánimo. Pero no siempre es posible organizar el ayuno de forma tan óptima. La mayoría de las curas de ayuno con zumos se realizan en casa paralelamente a la actividad cotidiana normal.
En general, las capacidades físicas se mantienen, de forma que la actividad profesional y el resto de com­promisos pueden realizarse con absoluta normalidad. Pudiera ser que por las mañanas fuera necesaria una fa se inicial más prolongada; es decir, es mejor levantarse algo más temprano y tomarse un poco de tiempo. La ducha (sobre todo las duchas alternativas frías y calien tes) reactiva la circulación; los pequeños ejercicios de gimnasia estimulan igualmente la circulación.
Tome nota de los éxitos conseguidos con el ayuno con zumos, anotando su peso todas las mañanas justo después de levantarse y anotando cómo se encuentra du rante el día. Hacerlo motiva para continuar y ayuda a re cuperarse en caso de que aparezca algún bajón de ánimo.

Ayunar con zumos no cuesta un ojo de la cara

El ayuno con zumos es tan fácil de realizar que re­sulta particularmente adecuado para quienes desempe ñan una labor profesional. Los zumos pueden llevarse al trabajo en una botella o un termo; también pueden lle varse de viaje o nos pueden acompañar en nuestras acti vidades de ocio. Las preparaciones culinarias costosas y las compras desaparecen, por lo que el ayuno con zu mos también comporta facilidades desde este punto de vista. Además, el ayuno nos cuidará el bolsillo, puesto que no se necesitan ingredientes caros. Naturalmente, los zumos de fruta o verdura cien por cien naturales cuestan más que las bebidas refrescantes, que sólo con tienen mucha agua del grifo con algo de azúcar y aro matizantes artificiales. Un litro de extracto de zumo de zanahorias de los que se ofertan en el mercado debe costar al menos (dependiendo del zumo extraído) apro ximadamente lo que hay que pagar por 1,8 ó 2 kilogra mos de fruta o verdura fresca, más el coste de fabrica ción, envase, transporte, etc. No obstante, la pérdida de los kilos de más no sólo es más sana, sino también más barata que su acumulación. Y si se es consecuente con el ayuno, también es considerablemente más rápido.
Antes de comenzar a ayunar, plantéese algunas pre guntas:
¿Me gustaría seguir sano o ponerme sano? ¿Quiero perder rápidamente los kilos que me so bran?
¿Tengo fuerza de voluntad para prescindir del ali­mento sólido?
¿Me gustaría prevenir el envejecimiento prematu­ro, y permanecer en forma y con buena figura?
Si contesta afirmativamente a estas preguntas, el ayuno con zumos es adecuado para usted.

Realización de una cura de ayuno con zumos

Día de preparación
El día anterior al comienzo de una cura de ayuno con zumos hay que prepararse tanto física como aní­micamente para la cura. Durante el ayuno con zu mos faltan las sustancias de lastre no digeribles, de forma que la actividad intestinal se reduce. Para que las sustancias tóxicas no supongan una carga, al co­mienzo del ayuno debería vaciarse totalmente el in­testino.
Para ello, es conveniente la ingestión de sal de Glauber: disolver 20 gramos en medio litro de agua tibia y bebería al cabo de media hora. Se logra el mismo efecto de forma algo más agrada ble bebiendo el día de preparación una botella (0,75 litros) de jugo de chucrut. Está demostra do que la evacuación se favorece con una lavati va de manzanilla (una cucharadita de flores de manzanilla en medio litro de agua), o simple mente de agua tibia con un poco de sal de Karls-bad disuelta.
Para irse acostumbrando a la cura, el día de prepa ración debe comerse sólo algo de comida sin cocinar: dos o tres manzanas o algo de ensalada de verduras o macedonia de frutas aliñadas sin sal.

Días de cura

Por lo general, los días de cura se beben de 3/4 de litro a 1 litro de zumos. No es aconsejable superar esta cantidad, puesto que en tal caso la cantidad de sustancias nutritivas anularía el carácter del ayuno. Los zumos adecuados para la cura son exclusivamente los zumos de fruta, verdura o hierbas exprimidos, cien por cien naturales. Los zumos puede exprimirlos us ted mismo o comprarlos preparados en el comercio especializado (por ejemplo, tienda de productos die téticos).
La ración diaria de zumos puede dosificarse en tres tomas de igual cantidad, coincidiendo con las ho­ras acostumbradas de comida (mañana, mediodía y tarde-noche) o en seis tomas menores repartidas á lo largo del día. Si optamos por la dosificación en seis tomas se evitan las pausas de mayor duración, hacien do más difícil que aparezca la sensación de hambre.

Zumos para masticar!

En la cura de ayuno, los zumos deberían degustar se (como si de un buen vino se tratara): deben beber se a sorbos y «masticarlos», no tragarlos sin saborear. Beber pausadamente es una condición previa para fa cilitar la digestión. La persona que no pueda acostum brarse a esta forma de beber puede tomar los zumos a cucharaditas. Piense que se trata de fruta y verdura lí quida, no de un medio de apagar la sed.

¡Preste atención a la evacuación intestinal!

Aun cuando no se ingiera alimento sólido se pro­ducen constantemente productos de desecho, proce­dentes de las células intestinales desprendidas, los ju gos digestivos y los residuos y escorias del metabolismo que se liberan en el intestino. Por esta razón, hay que cuidar la evacuación intestinal regular, ayudándose si es necesario con una lavativa. Para ello, compre en la farmacia un irrigador e introdúzcase de 1/2 a 1 litro de agua tibia tumbado de costado. Las personas sensibles pueden utilizar manzanilla, y si se desean potenciar los efectos, añádase de 20 a 30 gra mos de sal de Glauber a un litro de agua. Al cabo de unos minutos sentirá ganas de hacer sus necesidades.

Higiene bucal e higiene de la piel

Durante el ayuno, los pulmones y la piel se encar­gan de realizar las funciones complementarias de elimi nación. Por ello, durante la fase de ayuno hay que tener abundante actividad al aire libre y realizar una higiene intensa de la piel y la boca. Esto implica ducharse todas las mañanas, y, si es necesario, tomar un baño por la tarde. Un baño caliente es una sensación agradable; sus efectos se potencian si se añaden al agua de la bañera elementos que estimulan el metabolismo, como flores de heno, o aceites dermatológicos para el baño.
Para mantener la higiene bucal, lavarse los dientes con frecuencia; sobre todo cuando se tengan placas en la lengua o inflamaciones de las encías es conve niente hacer gárgaras con manzanilla, o con infusión o gotas de salvia. La manzanilla es terapéutica y tiene un efecto antiinflamatorio; la salvia fluidifiza la muco sa gracias a los taninos que contiene. También pueden recomendarse agua de limón, tintura de árnica muy diluida (20 gotas en 1 litro de agua) o un colutorio de propóleos.

Medidas complementarias

Una bolsa de agua caliente favorece el trabajo de desintoxicación del hígado. Para ello, colocar la bolsa de agua caliente sobre el lado derecho del abdomen durante aproximadamente un cuarto de hora, sobre la zona en la que se encuentra el hígado. La respiración profunda (respiración diafragmática) mejora la oxige nación. Un sueño abundante favorece la regenera ción.

Bajones durante el ayuno

En el transcurso de la fase de ayuno cualquiera puede sufrir bajones, caracterizados por síntomas físi cos o anímicos. El primer bajón puede producirse re lativamente pronto, cuando al cabo de uno o dos días se han consumido las reservas energéticas que se que man con facilidad y cuando hasta el cerebro se ve obligado a quemar grasas. Esta transformación puede producir dolores de cabeza y bajones del estado de ánimo. En el ayuno con zumos, esta reacción se miti ga, puesto que los zumos aportados proporcionan una pequeña cantidad de hidratos de carbono. Los es tados de ánimos melancólicos o las depresiones que se observan a veces durante las dietas son muy poco pro bables durante el ayuno con zumos.
Muchas de las dolencias menores que se perciben como desagradables al principio, en realidad son bue nos signos de los procesos curativos deseados. Las erupciones cutáneas, las placas en la lengua y el mal aliento indican la estimulación de los procesos de excreción. El cansancio, el decaimiento, la baja presión arterial y la sensación de atravesar fases febriles, así co mo la reactivación de antiguos focos de enfermedad, demuestran que se está atravesando una crisis de cura ción para la que el cuerpo tiene que utilizar energías extraordinarias. Estas crisis de purificación deben su perarse con la conciencia de que con su superación se alcanzará un nivel más alto de salud. En ningún caso debe suspenderse en este momento la cura de ayuno. Lo mejor es disfrutar de mayor relajación que la habi tual, beber más y ayudar al cuerpo en su trabajo de eliminación ingiriendo complementariamente zumos vegetales que limpian el flujo sanguíneo.

Días de recuperación

Cuando el cuerpo no ha recibido alimento sólido durante 7 ó 14 días, debe acostumbrarse paulatina­mente al trabajo de la digestión. La glotonería desen­frenada después del ayuno ha hecho arrepentirse a más de uno que no lo sabía o no quería creérselo. Deben respetarse siempre las reglas para romper el ayuno.
El primer día hay que tomar una manzana por la mañana, masticándola lenta y cuidadosamente.
A mediodía es recomendable una sopa de patata, en todo caso con unos trocitos de zanahoria, y a ser posible sin sal.
Por la tarde otra vez sopa; pero si la comida del me diodía se ha soportado bien, puede tomarse algo de pan tostado, fruta, verdura cocida o ensalada de lechuga.
Al día siguiente pueden comerse platos con bajo contenido en grasa, mucha fruta, ensalada y pan integral. Dependiendo de la duración del ayuno y de có­mo se acepte la dieta sólida, para la transición a la die ta normal debería establecerse un plan de plazos apro ximadamente de la mitad de duración que el periodo de ayuno.

DESPUÉS DEL AYUNO

Durante el tiempo de ayuno se tiene oportunidad de reflexionar sobre los hábitos alimenticios. Después del ayuno con zumos es fácil comenzar de nuevo: el abandono de los hábitos alimenticios a que estamos acostumbrados resulta más fácil gracias a la interrup ción que supone el ayuno. Si se desea prolongar los efectos del ayuno tanto como sea posible, la alimenta ción subsiguiente debería orientarse según las siguien tes reglas:
— Comer controlando las calorías: es decir, co mer y beber la cantidad justa para que no au mente el peso corporal. Si se ha comido en ex ceso, puede evitarse alguna comida posterior, realizarse un «DTM» («De todo la mitad») breve o compensarlo con un día de ayuno con zumos.
— Reducir la cantidad de grasa ingerida, sobre todo de origen animal, de la carne, los embu­tidos, el queso, etc.; es la mejor forma de aho­rrar calorías y reducir el aporte de colesterol.
— Ampliar la proporción de cereales, patatas, fru­ta y verdura fresca. Aportan la mayoría de sus­tancias vitales y fibras para sentirse en forma y digerir correctamente.
— Masticar bien, comer despacio para que los platos sean más fácilmente digeribles y se pro­duzca antes la sensación natural de saciedad.
— Dar preferencia a los alimentos de elevada concentración de sustancias nutritivas. Es de­cir, deben tener elevadas proporciones de vita minas, minerales y oligoelementos y bajo índi ce de calorías (al igual que la fruta y la verdura fresca).

Zumos vegetales

Los zumos son las bebidas ideales para el ayuno. La ciencia proporciona toda una serie de argumentos clave para elogiar el ayuno con zumos. Sus ventajas son las siguientes:
— Los zumos son extractos líquidos de fruta, verdura o hierbas. Las paredes celulares, que contienen productos de desecho y que el hombre no puede absorber o hacerlo sólo en muy escasa medida, se eliminan, suprimiéndo se así todo lo que supone contaminación. El tracto digestivo se descarga; por lo general, los zumos vegetales los soportan perfectamente incluso los enfermos o las personas con siste mas gastrointestinales sensibles.
— Los zumos contienen hidratos de carbono bien asimilables, que evitan la hiperacidez y conservan la capacidad física.
— Los zumos no aportan prácticamente aceites ni grasas, y por consiguiente tienen pocas calorías.
— Los zumos contienen todas las sustancias hi-drosolubles importantes de las células vegeta­les: proteínas, hidratos de carbono, vitaminas, minerales, oligoelementos, sustancias activas, colorantes y aromatizantes.
— Los zumos vegetales ofrecen intactas las sus­tancias activas de las plantas. En los zumos na turales o tratados inmediatamente después de exprimirlos no se producen procesos de des composición.

ELABORA TUS PROPIOS ZUMOS

Si exprimes tu mismo tus propios zumos, cada ra­ción debería prepararse en el instante de tomarla: es la única forma de que el zumo contenga todos los nu­trientes solubles de las plantas. Cuando los zumos no se toman recién exprimidos, no sólo se perjudica al sentido del gusto: de inmediato comienza un proceso de destrucción de las sustancias activas y curativas, proceso que puede reconocerse, por ejemplo, en la oxidación y el cambio de color de las manzanas. Si se añaden unas gotas de zumo de limón, se retrasa la pérdida de sustancias nutritivas. Además, cuanto me­nos cantidad de ácido tengan los zumos recién expri­midos (como los zumos de verdura), tanto más sensi­bles serán al ataque de bacterias. Nada más destruirse las células vivas de las plantas, los fermentos comien zan a descomponer las sustancias nutritivas: comienza la putrefacción. Los microorganismos exteriores, co mo las levaduras, los mohos o las bacterias, se avalan-zan con codicia sobre las fuentes de alimento accesi bles y reducen rápidamente el valor nutritivo del zumo recién exprimido. El frío (temperatura de frigo rífico) puede retardar este proceso, pero no detenerlo. Los zumos frescos exprimidos por ti mismo debes consumirlos de inmediato.
Para exprimir los zumos de frutas y verduras sólo son adecuados los exprimidores que separan el líquido de los elementos sólidos mediante roce, presión o cen trifugación. Por el contrario, los exprimidores de vaporización no son recomendables, pues el calor puede dañar las propiedades de los zumos utilizados en las curas.
Preste atención a la calidad de la fruta y la verdura. Las frutas muy maduras y no tocadas procedentes de cultivos ecológicos son la mejor elección. Compre siem pre verdura o fruta de temporada de su región: así será fresca y sabrá que ha crecido en condiciones naturales.
Lave siempre la fruta y la verdura sin trocear bajo el chorro de agua del grifo (con las frutas que lo per­mitan, con agua caliente). Así conseguirá eliminar gran parte de los contaminantes que tengan adheri­dos. Si no está seguro de que las frutas no estén «in­yectadas», quíteles la piel para mayor seguridad.
La verdura con hojas debe desmenuzarla, quitán­dole todos los puntos dañados y lavándola concienzuda mente bajo el chorro de agua del grifo. A continuación, déjela escurrir bien. Los tubérculos se cepillan o se pelan con un cubierto especial. La fruta y verdura troceada de be exprimirse lo antes posible, puesto que en los cortes comienzan rápidamente los procesos oxidativos.

UTILIZACIÓN DE ZUMOS DE DIETA PREPARADOS

Si no puedes arreglártelas para beber siempre zumos frescos recién exprimidos o no dispones en tu hogar de posibilidades para elaborar tus propios zumos frescos, puedes recurrir a los zumos elabora­dos que se ofertan en el mercado. Busca siempre la mejor calidad. Otras alternativas a los zumos frescos que dan buenos resultados son los zumos prepara dos que se venden en las tiendas de productos die téticos, de los que encontrarás todas las variedades durante todo el año. Todos ellos satisfacen los re quisitos de calidad exigibles a los zumos para dietas.
Es decir, la materia prima procede de cultivos bioló­gicos controlados (ecológicos), y regularmente se realizan análisis de residuos para evitar la presencia de contaminantes o residuos de plantas contamina­das. Las reducidas pérdidas de valor nutritivo debi­das al envasado y almacenamiento se compensan con el cultivo dirigido y la selección de las materias primas, lo que garantiza un contenido máximo de sustancias nutritivas. Los controles de laboratorio garantizan que las frutas, las verduras y las hierbas se cosechen cuando el contenido de sustancias acti vas es máximo.
Sólo deben utilizarse zumos exprimidos puros, sin agua añadida y sin adición de azúcar o edulcorantes. El concepto de zumo lo garantiza junto con la indica ción «no edulcorado, sin azúcar». El proceso de con servación cuidadosa seguido por el fabricante garanti za que no se produzcan procesos de descomposición que destruya sus sustancias nutritivas. La botella abierta es menos sensible que el zumo recién exprimi do, por lo cual su contenido puede ingerirse en tomas repartidas durante todo el día.

¿Zumos de fruta de concentrados?

Actualmente, los zumos de fruta se elaboran pre­dominantemente de concentrado de zumos de fruta. Primero se.les extrae el agua en el propio cultivo me­diante vaporizado o congelación, lo que permite alma cenarlos y transportarlos a mejor precio. Antes de en vasarlo en botellas, el concentrado se diluye de nuevo con agua corriente. Por una parte, la calidad depende del proceso de concentración, y, por otra, del agua uti lizada para la dilución. Para ayunar con zumos deben utilizarse únicamente zumos de frutas puros al 100 por 100, que no procedan de concentrados.

No todos los zumos son iguales

Los zumos de frutas que se ofertan en el mercado se diferencian también por el proceso de tratamiento utilizado y por los aditivos que contienen. Por ejem­plo, el Reglamento Alemán de Zumos de Frutas per­mite efectuar una corrección del azucaramiento hasta un máximo de 15 gramos de refinado dulce de remo­lachas azucareras por litro, sin que sea necesario indi­carlo en la etiqueta. Las bodegas de zumos de las tiendas de productos dietéticos se han comprometido a no utilizar este azucaramiento corrector. Además, renuncian a utilizar una amplia gama de medidas téc­nicas utilizadas habitualmente en bodegas y de aditi­vos destinados al tratamiento de los zumos. Bajo las denominaciones de «zumos madre» y «productos in­tegrales de fruta», ofrecen zumos de frutas ricas en ácido, como grosellas negras y rojas, frambuesas, zar­zamoras, fresas, saúco, espino amarillo y frutas exóti­cas, como guayaba y mango.

Verduras líquidas

Los zumos de verduras comenzaron a ofertarse en las tiendas de productos dietéticos en Alemania en 1919. El zumo exprimido de zanahorias, tomates, apio, repollo blanco, remolacha roja o patatas no son las únicas «verduras líquidas» que existen: también se dispone de cócteles preparados. Su equilibrada com­posición les hace ser especialmente idóneos para la cu ra de ayuno con zumos, y sirven para complementar razonablemente las diferentes variedades de verdura con minerales, oligoelementos, vitaminas, sustancias activas y sabor. La adición de pepinos, pimiento, hier bas aromáticas y especias permite prescindir de la adi ción de sal.

Elaboración cuidadosa

También en el caso de los zumos de verdura ha­bría que tener cuidado para utilizar solamente aque­llas calidades que no provengan de concentrados redi-luidos. Los fabricantes de zumos de verdura utilizan predominantemente verduras de cultivos biológicos. Un cuidadoso control de entradas garantiza que se utilizan exclusivamente materias primas sin ninguna incompatibilidad. El posterior proceso de cuidadosa elaboración excluye la utilización de aquellos métodos que podrían producir como residuo sustancias indese ables como, por ejemplo, el limpiado de cascaras con sosa cáustica. Igualmente, cabría esperar que se re nunciara a la licuación enzimática de las verduras, proceso con el que se consigue aumentar el rendi miento de zumo a costa de la calidad. Después de la limpieza y el troceado, el zumo se extrae por prensa do. La capacidad de conservación del zumo debería garantizarse sólo con condiciones de esterilidad en el envasado o mediante la pasteurización.

Mosto de verdura con ácido láctico

Los zumos de verduras fermentados con ácido láctico representan un enriquecimiento de la gama de zumos disponibles para ayunar. Dichos mostos se ob tienen por un procedimiento especial a partir de la re molacha roja, las zanahorias y el apio. Al mosto se le inocula una solución salina con bacterias del ácido láctico de cultivo puro. Estas bacterias fermentan par­te de los hidratos de carbono de la verdura, formando casi exclusivamente ácido láctico dextrógiro. El ácido láctico dextrógiro aislado, el suero y el concentrado de suero no se añaden a las calidades que se venden en tiendas de productos dietéticos.

¿Acido láctico dextrógiro o ácido láctico levógiro?

El ácido láctico dextrógiro es la única forma que se produce en el metabolismo humano y que puede descomponerse posteriormente por vía enzimática. Proporciona energía y es la base de partida para los componentes de las proteínas. El especial proceso de fermentación del ácido láctico para generar predomi­nantemente ácido láctico dextrógiro, utilizado por ver primera por la marca Edén, supone una revaloriza­ción sustancial del mosto de verduras. El ácido láctico dextrógiro tiene un efecto selectivo sobre el metabo­lismo, potencia la absorción de calcio, hierro y oligoe-lementos, estimula los movimientos peristálticos del intestino y contrarresta los procesos de fermentación y putrefacción intestinales. Es particularmente impor­tante su efecto regulador sobre el equilibrio ácido-ba­se. La descomposición del ácido láctico dextrógiro contrarresta la hiperacidez. Además, la fermentación del ácido láctico mejora la digestibilidad y el sabor de los zumos.

Biotratamiento de la remolacha roja

La remolacha roja es una de las verduras que, por naturaleza, contiene cantidades relativamente grandes de nitrato. En determinadas circunstancias, el nitrato se transforma en nitrito en el cuerpo humano. El ni trito se considera una sustancia indeseable dentro de la alimentación; por un lado, inhibe el transporte de oxígeno en la sangre, y, por otro, no puede excluirse la posibilidad de que en ulteriores procesos de trans formación se produzcan nitrosaminas. Esta reacción la inhibe la vitamina C. Por ello, al mosto de remolacha roja listo para beber hay que añadirle una dosis elevada de vitamina C. El zumo de remolacha roja de pre­paración casera debe beberse juntamente con vitami­na C, por ejemplo, añadiendo zumo de naranja o pul­pa de acerola.
Algunas marcas pioneras en la fabricación de mos tos de verdura, han logrado desarrollar un método para reducir el nitrato por medios puramente biológi cos a 250 miligramos/litro. Tomando como modelo a la propia naturaleza, seleccionan aquellos microor ganismos que descomponen el nitrato hasta convertir lo en sustancias inocuas. Estas bacterias especiales, primero se multiplican y después se añaden al zumo de remolacha roja recién exprimido. Al cabo de pocas horas, la mayor parte del nitrato se ha transformado en nitrógeno, un elemento totalmente natural e ino cuo: nuestro aire, por ejemplo, está compuesto por un 80 de nitrógeno. Al zumo de remolacha roja bio-tratado de esta manera se le quitan de nuevo las bac terias, y a continuación se prosigue su tratamiento hasta conseguir el mosto mediante la fermentación láctica. El mosto de remolacha roja con bajo conteni do de nitrato es otra alternativa bienvenida para el ayuno con zumos.

Los zumos de verdura son bebidas ideales para el ayuno

Los zumos y mostos de verduras son ideales para beber durante el ayuno porque contienen una sobre­abundancia de bases y ayudan a contrarrestar la hipe-racidez. Su favorable relación sodio-potasio fomenta la eliminación de agua, estimula la digestión y limpia el tejido conjuntivo, todo ello con un bajo contenido energético, de 50 a 177 kj. (12 a 42 kilocalorías) por mililitro. No hay mejor bebida para utilizar durante el ayuno. Los zumos y mostos de verduras preparadas son preferibles a los zumos de verdura recién exprimi dos, no sólo por la calidad normalizada y el enriqueci miento biológico debido a la fermentación del ácido láctico. Los zumos calentados se digieren mejor, y el aprovechamiento de las sustancias nutritivas está es trechamente relacionado con la digestibilidad. Por ejemplo, nuestro organismo puede absorber mejor el caroteno de los zumos que de la verdura cruda.

Ayuno como prevención y para reducir peso

Las curas de ayuno con zumos para las personas sanas, con las indicaciones principales de prevención y de reducción de peso, constituyen el punto central de este capítulo. Por contra, el ayuno, cuando exis tan trastornos de la salud, se tratará en el capítulo si­guiente.

CURA CON UVAS

El ayuno con zumos de frutas cuenta con una lar­ga tradición. Los campesinos y viticultores llevan si­glos utilizando los grandes excedentes de fruta fresca para realizar curas con frutas durante la época de la cosecha. En la época de la cosecha comían exclusiva­mente la fruta que se recolectaba o bebían el zumo de fruta recién elaborado en bodega, prescindiendo prác ticamente de cualquier otro alimento, y se sentían en forma y en plena disposición de sus capacidades.
Una cura de ayuno con zumos de uvas frescas ya fue recomendada por Hipócrates, y este uso se ha mantenido a lo largo de los siglos en algunas familias de viticultores. La cura con uvas es por origen la cura ideal durante la época de la vendimia, a finales de ve­rano y en otoño. Dado que actualmente puede disponerse de uvas durante todo el año, la cura puede efec­tuarse en cualquier estación.

Del valor de la uva

Los nutriólogos confirman en valor alimenticio de la uva (ver tabla 1): su elevado contenido de potasio estimula la actividad renal; otros minerales, como el calcio, el magnesio y el hierro, y las vitaminas (en par­ticular la vitamina C) convierten a la uva en una fuen­te energética y de sustancias vitales totalmente natu­ral. Para utilizar todo el espectro de sustancias activas de la uva, la cura de uva combina las uvas de mesa frescas con el zumo de uva blanca y negra. La uva contiene tan poca cantidad de elementos indigeribles, que tomar los frutos enteros no perjudica la cura de ayuno con zumos. A esto se añade la buena digestibi-lidad de las uvas frescas, debido a su contenido relati­vamente bajo de ácidos frutales. En los días de la cura se come un total de 750 gramos de uvas de mesa y se beben 300 mililitros de zumo de uvas.

Tabla 1

Contenido medio de sustancias en 100 gramos de uvas frescas
(Cremer y otros: Die grofie GU-Nührwert-Tabelle 1992/93, Munich, 1992)
Energía: 73 kilocalorías (306 kj.) 16,1 g. hidratos de carbono
0,7 g. de proteína
0,3 g. de grasa 80,3 g. de agua 183,0 mg. de potasio
3,0 mg. de sodio
15,0 mg. de calcio 20,0 mg. de fósforo
9,0 mg. de magnesio
0,5 mg. de hierro
0,005 mg. de vitamina A (equivalente retinol) 0,05 g. de vitamina Bx 0,03 mg. de vitamina B2 4,0 mg. de vitamina C 0,3 mg. de niacína

La cura para principiantes en el ayuno


Gracias a su combinación de fruta fresca y zumo de fruta, la cura con uvas es una cura de carácter es­pecial, pero que debido al consumo exclusivo de fru ta y zumo de frutas tiene cabida dentro del ayuno con zumos. Ofrece la ventaja de que las uvas se co men, con lo cual se ejercitan el aparato de la mastica ción, el estómago y el intestino, transmitiendo la sen sación de regularidad en las comidas. Por ello, la cura con uvas es especialmente adecuada para los princi­piantes en el ayuno y para quienes no pueden pres­cindir completamente de una alimentación sólida. El azúcar de la uva, fácilmente absorbible, permite man­tener la capacidad física durante la cura; por lo tanto, resulta ideal para las personas en activo, tanto las que desempeñan trabajos físicos como mentales. Debido al alto contenido de azúcar que tiene la uva, los dia­béticos deberían optar por curas de ayuno con zumos de verduras.

Los estudios confirman el valor de la cura con uvas

Unos índices de azúcar en sangre ligeramente ele­vados no son motivo para no realizar una cura con uvas. Un estudio realizado en Francia* con 300 suje­tos que realizaron una cura con uvas de una semana de duración con uvas frescas ha arrojado el resultado de que los índices de azúcar en sangre ligeramente elevados se normalizan después de pasar una cura con uvas. Los estudios de laboratorio demuestran además descensos considerables de los niveles de ácido úrico, de triglicéridos.y de colesterol. Resultaron llamativas las considerables mejorías producidas en el caso de dolencias crónicas. Así, los participantes en el proyec to informaron de mejoras en:
— La fatiga rápida, hasta el 88 por 100.
— La irritabilidad, el nerviosismo, hasta el 91 por 100.
— El insomnio, hasta el 77 por 100.
— El estreñimiento, hasta el 71 por 100.
— Otras alteraciones digestivas e intestinales, has ta el 77 por 100.
— Problemas dérmicos, hasta el 79 por 100.
En muchos casos se informó de una clara mejoría de la sensación de bienestar general: el trabajo resulta ba más fácil, los participantes podían pensar con más claridad, experimentaban mayor alegría y participaban en su entorno con más espontaneidad y más vitalidad. Sólo el 10 por 100 de los participantes informó de que sus enfermedades crónicas no habían mejorado conforme a lo esperado.
Algunos de los efectos curativos no aparecieron hasta las dos o tres semanas de cura: por ejemplo, en algunos casos de potenciación de la capacidad visual.
Los médicos que acompañaron el estudio consta­taron con satisfacción que, con frecuencia, la cura con uvas condujo a un cambio duradero en la forma de vida, sobre todo respecto a la alimentación. Después de la cura, los participantes comían menos carne, bebían menos café, té y alcohol y prescindían parcialmente del gusto por la nicotina. La evacuación intestinal con frecuencia se aceleraba.

Realización de la cura con uvas

La duración normal de la cura es de 7 días. A un día previo de preparación siguen 5 días de cura con uvas, y se finaliza con un día de recuperación.
Las uvas de mesa que se consumen pueden ser de variedades blancas o negras, dependiendo del gusto de cada persona. Al comprar la uva hay que tratar de se leccionar uvas no inyectadas procedentes de cultivos biológicos. La uva que no proceda de cultivos biológi cos debe someterse a una intensa limpieza, lavándola con abundante agua caliente, secándola con un paño y dejándola escurrir. Como zumo de uva se utilizará zu mo recién exprimido de uvas negras o blancas, no zu mo procedente de la redilución de concentrado; a ser posible, de uvas exprimidas en bodegas de cultivos biológicos.
El aporte energético de 750 gramos de uvas de mesa frescas es de aproximadamente 550 kilocalo-rías (2301 kj.), y el de 300 mililitros de zumo de uvas, aproximadamente 200 kilocalorías (834 kj.).

Cinco días de cura con uvas

En cada una de las tres comidas principales se to­marán 250 gramos de uvas de mesa frescas. Masticar bien las uvas; sobre todo, desmenuzar bien la piel con los dientes y no tragar las pepitas grandes. El zumo de uvas se beberá cuando se trate de conseguir un rápido aporte energético para compensar un bajón de la ca pacidad física: con el segundo desayuno, a la tarde (a la hora habitual del café o del té), y al caer la tarde. Para que el zumo de uvas no tenga un sabor excesiva mente dulce y pueda generar sensación de hambre, y al mismo tiempo para aumentar la cantidad de líquido ingerido, los 100 mililitros de zumo de uva se diluyen a partes iguales con agua mineral sin sodio. Esta bebi da de 200 mililitros se prepara alternando zumo de uvas blancas con zumo de uvas negras, para conseguir los efectos de todas las sutancias vitales de ambas va riedades.
Durante el día de cura deben beberse (además de la bebida de la dieta) un mínimo de 1,5 litros de líquido bajo en calorías (por ejemplo, té de hierbas no azucarado o agua mineral), con el fin de eliminar los productos de desecho del metabolismo. Además el lí­quido calma la sensación de hambre.

Días de cura con uvas

Es importante respetar el día de recuperación al fi nalizar la cura. El tracto intestinal debe habituarse lentamente para recuperar la función de digerir mayo res cantidades de alimento sólido. Para lograrlo se uti lizan platos fácilmente digeribles, como los del ejem plo siguiente:

Día de recuperación

1° desayuno 1 manzana.
2° desayuno 1 plátano.
Mediodía Sopa de verduras, postre de requesón. Media tarde Torta integral.
Tarde Pan tostado integral, queso fresco a las hierbas, platos crudos.
La reducción de peso en la cura con uvas es de aproximadamente 1,5 a 2,5 kilogramos, algo menor que en las demás curas de ayuno con zumos. Pero el mayor aporte energético garantiza el mantenimiento de las capacidades físicas normales. Es particularmente ade cuada para las personas deportivas que no desean inte rrumpir su entrenamiento durante los días de ayuno.
Lista de la compra
Para el día de preparación:
1 botella (0,75 1.) de jugo de chucrut.
Para los cinco días de cura con uvas:
3.750 g. de uvas blancas o negras.
1 botella (0,75 1.) de zumo de uva negra puro.
1 botella (0,75 1.) de zumo de uva blanca puro.
Té de hierbas.
Agua mineral.

CURA DE SAÚCO

El saúco negro (Sambucus nigra) también deno­minado sabuco, es un arbusto de 3 a 10 metros de al­tura, oriundo de los bosques de fronda y setos de Eu­ropa Central. Las ramas están llenas de pulpa blanca y tienen hojas pilosas de color verde oscuro. Las flores, blanco-amarillentas, desprenden un fuerte aroma y se presentan en grandes inflorescencias en corimbo. El saúco florece de junio a julio; sus bayas, de color ne gro-violeta brillante, maduran en otoño.

Del valor nutritivo del saúco

El arbusto «santo» se planta con frecuencia en los jardines domésticos. Se le atribuye la facultad de auyen-tar los malos espíritus y de atraer los buenos espíritus domésticos (lares). Desde la Edad de Piedra, el hombre ha aprovechado los poderes curativos del saúco. Bebi dos en caliente, el zumo de sus bayas y el té hecho con sus flores tonifican el cuerpo y estimulan las glándulas sudoríparas. La Medicina natural recomienda el saúco para sudar en caso de resfriados, cuando se tienen do lencias crónicas de las vías respiratorias, dolencias de las vías urinarias, reúma y debilidad del sistema inmunita-rio. En la Homeopatía se utiliza como anticatarroso y para activar las defensas propias del organismo.
Los efectos del saúco se basan en un gran número de sustancias, algunas de ellas concentradas en las ba yas y otras en las hojas. La combinación óptima es la que utiliza ambas partes de la planta.
Las bayas de saúco contienen sustancias activas, como por ejemplo:
Colorantes vegetales, antiguamente utilizados para teñir paños. Ácidos orgánicos.
Un amplísimo espectro de vitaminas; por cada 100 gramos:
— 27 miligramos de vitamina C: aumento de las defensas del organismo.
— 0,07 miligramos de vitamina Bx: obtención de energía, capacidad física.
— 0,07 miligramos de vitamina B2: respira ción celular, sangre, piel.
— 1,08 miligramos de niacina: mucosa, ner­vios.
— 180 mcg. de caroteno (retinol equivalen te): piel, ojos, sistema inmunitario.
Una relacsjjón de minerales muy favorable; por cada 100 gramos:
— 1 miligramo de sodio: presión arterial.
— 303 miligramos de potasio: eliminación de agua, conducción nerviosa.
— 1,6 miligramos de hierro: hematopoyesis.
Las flores de saúco contienen, entre otras sustancias:
Más de un 1 por 100 de flavonoides, coloran tes vegetales altamente activos, que impermeabili zan los tejidos contra los gérmenes patógenos, mejoran el efecto del sistema inmunitario y au­mentan la excreción por la orina.
Hata un 0,3 por 100 de aceite esencial, que juntamente con los flavonoides es responsable del efecto sudorífero, posee propiedades antibacteria nas y favorece la secreción mucótica.
Taninos y mocos, que protegen las mucosas de los gérmenes patógenos y curan las inflamaciones.
Glicósidos, que apoyan el efecto sudorífero.

Zumo de bayas

Las bayas crudas del saúco son incomestibles, pro vocando mareos, diarreas y vómitos. Por ello, el zumo de saúco hecho en casa siempre debe hervirse. Las ba yas sin madurar deben desecharse, puesto que pueden contener un glicósido que disocia el ácido cianhídri co. Con el zumo madre de saúco de calidad de tienda de productos dietéticos (100 por 100 zumo puro de fruta sin adición de agua ni azúcar) se garantiza no sólo su perfecta digestión, sino también la total au­sencia de sustancias contaminantes procedentes del medio ambiente. Piénsese que no es raro que el ar­busto del saúco crezca cerca de las carreteras, con lo cual los contaminantes de los gases de escape de los vehículos pueden depositarse sobre flores y bayas.

Flores

Las flores de saúco deben prepararse muy cuidado samente. Después de secar las inflorescencias enteras en hornos de secar, pueden quitarse las flores, y some terlas a un secado posterior. Para conservar las sustan cias activas de las flores, el secado debe realizarse con mucho cuidado a bajas temperaturas. Para la cura con saúco es adecuada la infusión de flores de saúco, siem pre que cumpla los requisitos de calidad exigidos por el Vademécum Médico Alemán (DAB). De la calidad alimenticia no puede esperarse ningún efecto médico.

Una cura de saúco potencia la resistencia

El zumo de saúco y el extracto de flores son bebi­das adecuadas para el ayuno, puesto que estimulan los órganos secretores (como ríñones, intestino y glándulas sudoríparas), potenciando la eliminación de toxinas. El efecto depurador de una cura de ayuno con zumos se potencia considerablemente. Una cura con saúco com bina el principio de la cura de ayuno con zumos poten ciando de forma natural el sistema defensivo. Por ello es particularmente adecuada para las estaciones frías. En otoño se puede efectuar una cura con saúco para prepararse para el invierno; en primavera potencia el organismo precisamente cuando las defensas bajan considerablemente. La persona que padezca con fre­cuencia catarros debería realizar una cura de ayuno con zumos de saúco con mayor frecuencia. Lo mejor es no esperar hasta que se tenga mocosidad, ojos llo­rosos y tos seca o garganta áspera, síntomas de que la infección ya ha comenzado.

La acerola potencia el efecto

Una forma de aumentar las defensas es ingerir mucha vitamina C natural junto con el saúco. La vita-Mina C natural la proporciona excelentemente la ace­rola sudamericana. La acerola seca contiene hasta un 25 por 100 de su peso de vitamina C. Las otras sus­tancias que contiene (rutina, hesperidina y bioflavo-noides) potencian los efectos de la vitamina C. Para la cura de saúco es recomendable el zumo o la pulpa de acerola, o el extracto seco de acerola con contenido normalizado de vitamina C. Debido a la contamina­ción medioambiental, muchos científicos recomien­dan un aporte diario mínimo de 100 miligramos de vitamina C. En caso de estrés, en invierno, cuando disminuyan las defensas, para los fumadores y para optimizar la cura con saúco, el aporte debería ser in­cluso tres o cinco veces superior.