En el transcurso de la fase de ayuno cualquiera puede sufrir bajones, caracterizados por síntomas físi cos o anímicos. El primer bajón puede producirse re lativamente pronto, cuando al cabo de uno o dos días se han consumido las reservas energéticas que se que man con facilidad y cuando hasta el cerebro se ve obligado a quemar grasas. Esta transformación puede producir dolores de cabeza y bajones del estado de ánimo. En el ayuno con zumos, esta reacción se miti ga, puesto que los zumos aportados proporcionan una pequeña cantidad de hidratos de carbono. Los es tados de ánimos melancólicos o las depresiones que se observan a veces durante las dietas son muy poco pro bables durante el ayuno con zumos.
Muchas de las dolencias menores que se perciben como desagradables al principio, en realidad son bue nos signos de los procesos curativos deseados. Las erupciones cutáneas, las placas en la lengua y el mal aliento indican la estimulación de los procesos de excreción. El cansancio, el decaimiento, la baja presión arterial y la sensación de atravesar fases febriles, así co mo la reactivación de antiguos focos de enfermedad, demuestran que se está atravesando una crisis de cura ción para la que el cuerpo tiene que utilizar energías extraordinarias. Estas crisis de purificación deben su perarse con la conciencia de que con su superación se alcanzará un nivel más alto de salud. En ningún caso debe suspenderse en este momento la cura de ayuno. Lo mejor es disfrutar de mayor relajación que la habi tual, beber más y ayudar al cuerpo en su trabajo de eliminación ingiriendo complementariamente zumos vegetales que limpian el flujo sanguíneo.
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